La serie de pinturas sobre lienzo y sobre planchas de aluminio Webcam paintings fueron pintadas en la primera mitad de 2009, y constituyeron la parte práctica de mi proyecto fin de carrera. Esta serie de 18 piezas supuso el fin de mi etapa formativa en la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano (Granada).
Cuando se pinta sobre un lienzo o una madera, el propio soporte tiene una textura y una porosidad característica que condiciona desde el primer momento cómo se fija la pintura. Pintar al óleo sobre aluminio, no obstante, tiene la ventaja de que la superficie pulida del metal realza cada gesto, cada vibración. La sensación que se tiene al pintar sobre un material tan plano y poco poroso es el de que el gesto manual se transmite al soporte tal cual, con toda crudeza, como si el soporte fuera más receptivo, más sensible a la marca de cada pelo del pincel.
La webcam y el broadcast yourself.
La serie de pinturas es un reflejo del por aquel entonces incipiente «broadcast yourself». Estamos hablando de una época en la que por primera vez, cualquiera podía decir cualquier cosa y tener una audiencia en un espacio personal en la red. Estamos ante el principio de la pérdida de intimidad y de la extensión del propio ego personal a niveles nunca vistos. Superficies como Youtube o Blogger, y más tarde Facebook, Twitter, Instagram, etc.. posibilitan por un lado que cada ego pueda satisfacer su anhelo de ser escuchado, y por el otro que el voyeur que hay dentro de cada cual tenga a su disposición más contenido del que nunca podrá procesar.
Más o menos por la misma época, Christopher Baker realizaba la pieza «Hola Mundo! o: cómo aprendí a dejar de escuchar y empezar a disfrutar el ruido», una obra de escala monumental y mucho más ambiciosa que mi serie de 18 de pinturas, si bien parten del mismo punto de partida: miles de vídeos grabados con una webcam subidos a Youtube. Creo que ambos nos dimos cuenta de que el soporte y contenido de estas imágenes tienen su propio código estético, su propia temática y en definitiva no se parece a nada visto hasta entonces. De ahí su valor, que propuestas como estas señalan.
Hello World! or: How I Learned to Stop Listening and Love the Noise from Christopher Baker.