Never Gone Forever y el arte interactivo

El pasado viernes 13 de mayo de 2016 se inauguró Never Gone Forever, la exposición de arte interactivo que combina pintura y software de realidad aumentada.

Me gustaría, en primer lugar, agradecer a todos vuestra presencia; familia, amigos, compañeros, artistas y gestores culturales que me acompañasteis esa noche. Si te perdiste la inauguración todavía estás a tiempo de ver la exposición de arte interactivo. Estará hasta el próximo día 12 de junio de 2016.

Trio. Juanma Moreno Sánchez. Arte interactivo.
Captura de pantalla del app. Juanma Moreno Sánchez. Arte interactivo.

Arte interactivo; interrogantes y certezas

El trabajo creativo es esencialmente solitario, es un monólogo interior en el que nada viene dado por supuesto y el cuestionamiento es la norma. El público por su parte tiene su papel, y tiende también a asumirlo de forma natural, por lo que tiende a formar una valoración y a expresarla. Es por esto por lo que exponer el propio trabajo puede tener para el creador una función terapéutica, ya que permite confrontar la obra con un gran número de personas que expresan su opinión de forma espontánea. Es la mejor forma de ahuyentar fantasmas y conseguir información valiosa de primera mano.

Tras la inauguración de Never Gone Forever, y tras conversar con su público, se hizo evidente una división del mismo entre quienes perciben la propuesta como una unidad y los que encuentran el software de realidad aumentada como un elemento que distrae de la verdadera obra, que es la pintura.

Es totalmente cierto que la exposición se puede percibir como una exposición de pintura y nada más. Por tanto el software no es imprescindible.

Por otro lado, la capa de realidad aumentada integra entre si todas las obras, ya que el contenido virtual está formado en esencia por retales de ellas mismas. La idea que tenía al imaginar la instalación era la de que, mediante el collage de pinturas físicas y virtuales, se creara otra visión, en la que las escenas ganan elementos figurativos, y por tanto posibilidades narrativas. La posibilidad que se le da al espectador de intervenir en la escena tocando la pantalla pretende estimularlo a crear él también su propia narración, como hizo este usuario:


Quizás, en mi anterior exposición de arte interactivo, Pintura Aumentada el público miraba más la pintura y menos el móvil, ya que las interacciones posibles se agotaban pasados unos segundos. Never Gone Forever es más interactivo, el software es más protagonista. ¿Es demasiado protagonista, quizás? ¿Debería haber sido más sutil formalmente?

Arte y aprendizaje

Never Gone Forever podría no incluir software y seguir funcionando como propuesta expositiva formada solamente por pinturas. Pero el motivo principal por el que se incluye software en la instalación es porque para mi crear y y aprender es lo mismo; entiendo la creación como una búsqueda en la que el final es imposible de alcanzar, como imposible de alcanzar es la maestría total de todo cuanto ofrece la pintura, un entorno de programación o cualquier otro formato que aliente la inventiva. La programación y la creación visual son campos infinitos, en la medida en que se alimentan de la creatividad.

No me interesa la obra de artistas que encuentran una fórmula y la repiten toda la vida con ligeras variaciones. Me interesa buscar, innovar, pensar cosas nuevas y asumir riesgos. Es por eso por lo que si veo una posibilidad de añadir algo a mi lenguaje visual, lo añado. Intento crear combatiendo el aburrimiento.

Conclusiones

Estas conclusiones no son un manifiesto. Más bien se trata de «pensar en voz alta»:

Es posible que ese afán por aprender y por no repetirme haga que las exposiciones no tengan la coherencia y solidez que debiera esperarse. En ese caso, ¿quizá una exposición no sea el formato adecuado para exhibir mi trabajo? ¿Cuál es el formato perfecto para aunar creación visual con técnicas artesanales y software?

¿El medio es el mensaje?

La conclusión es que no hay conclusión.

Lo que vendrá después de Never Gone Forever

Ahora mismo, y desde hace apenas unos días, estoy aprendiendo robótica básica con ARDUINO. Quizás, si aprendo lo suficiente, incluya en mi trabajo artístico, en el futuro, también, las posibilidades que ofrece hackear hardware.

¿Será el formato de exposición el adecuado para integrar la robótica en el conjunto? ¿Qué opciones hay?