La Inteligencia Artificial nos sitúa, en mi opinión, ante un nuevo cambio de paradigma en el ámbito de la creación artística. Por primera vez en la historia, la creación no es algo exclusivamente humano. Estas líneas pretenden servir para entender dónde estamos hoy y hacia dónde vamos.

El precedente: la iconosfera de Internet y las redes sociales
En los primeros años del presente milenio, se produjo, en mi opinión, el último cambio de paradigma en el mundo de la representación, coincidiendo con la época en la que se popularizaron las cámaras de fotos digitales compactas. Estas cámaras propiciaron una frescura, unos ángulos, encuadres e iluminaciones de flash que hasta entonces no eran tan frecuentes. Se multiplicó exponencialmente la cantidad de imágenes que se creaban, al tiempo que su trascendencia se reducía. En el mundo de la fotografía analógica uno se lo pensaba dos veces antes de disparar.
Por el año 2004, yo era un estudiante de segundo de la Facultad de Bellas Artes de Granada. Ese mismo año, un joven Juan Francisco Casas ganó el premio ABC de pintura, gracias a una pintura que incorporaba todas las características propias de la fotografía digital. En aquella época era algo novedoso y me atrevo a decir que revolucionario. Fascinado, cambié casi de un día para otro mi forma de pintar (véase obra creada antes de terminar Bellas Artes).
Unos años después de la popularización de las cámaras digitales, se generalizó el uso de Internet y las redes sociales para, entre otras cosas, compartir dichas imágenes. Esto fue el germen de la iconosfera actual, caracterizada por la saturación de contenido de origen descentralizado y el concepto de lo viral. La imagen es más barata y al mismo tiempo más importante que nunca. Hoy en día hay multitud de pintores que incorporan a su lenguaje características propias de las imágenes tomadas por una cámara digital o un smartphone, como por ejemplo yo mismo. En 2005, pintar como una foto digital era un ejercicio de audacia, hoy es una práctica muy extendida.

La Inteligencia Artificial como herramienta de creación
Las redes neuronales tienen la capacidad de, al igual que un cerebro humano, entender una imagen y descomponerla semánticamente. También tienen la capacidad de encontrar relaciones entre conceptos y representar ideas en base a su experiencia. Pueden crear imágenes nuevas, y, curiosamente, generar formas propias con características únicas. Es por ello por lo que entiendo que hay potencial para que el contenido generado por redes neuronales tenga capacidad de influenciar al contenido generado por los artistas humanos de ahora (2019) en adelante.
Es por eso creo que, del mismo modo que la fotografía digital lo cambió todo en 2005, la Inteligencia Artificial hará lo propio en 2020.

Actualmente estoy realizando algunos experimentos “dialogando” con redes neuronales capaces de entender y crear imágenes a través de la pintura. La conclusión de dichos experimentos es que el proceso de pintar es muy semejante si no idéntico en la cabeza de un pintor y en una red neuronal generativa adversa (GAN). Creatividad es, en esencia, crear nuevas conexiones entre neuronas. Y esta capacidad la tienen tanto las neuronas naturales como los nodos de las redes neuronales artificiales. La técnica imita la naturaleza (véase perceptrón).
La Inteligencia Artificial y lo monstruoso
Cuando una red neuronal genera de la nada una imagen de un gato o un coche, esta representación puede pasar por una fotografía real. Cuando se trata de un rostro humano es diferente. En ese caso, cualquier desviación de medio centímetro de un rasgo acaba dando una apariencia monstruosa. Pero estas monstruosidades no se perciben en el caso de que las fotos sean, por ejemplo, de gatos. La explicación es que nuestro cerebro está super-especializado en rostros humanos, y no ya tanto en rostros de gatos. Esto significa que hay camino para el perfeccionamiento de las redes neuronales hacia parámetros más humanos, pero mientras tanto, disfrutemos de la belleza de las monstruosidades que nos regala.


Viendo algunas generaciones monstruosas de redes neuronales, es fácil recordar la obra de artistas como Francis Bacon. Creo que se va a producir un renovado interés por lo monstruoso, lo deforme, y el mundo que hay entre la abstracción y la figuración. Llegará el día en que el perfeccionamiento de las redes neuronales sea capaz de crear imágenes hiperrealistas, abriendo, de nuevo, nuevos caminos expresivos por determinar.
Entiendo a estas tecnologías no como sustitutas, sino como ayudantes del artista. Está en nuestras manos conseguir exprimir su potencial, y que los lenguajes evolucionen a nuevas formas consecuentes con nuestro tiempo.